WESAK

La sangre

La sangre, en tanto que faceta del Agua universal que circula en vosotros, es un gran receptor, una gran "placa sensible" de todo lo que interviene en el universo personal de cada ser. Es un increíble memorizador de miedos y de impulsos. Desde otro punto de vista, debe entenderse como uno de los motores de la naturaleza animal irracional que actúa en cada ser humano.

Todo esto para deciros, amigos, que vuestro trabajo de autorregeneración debe conduciros a dejar de sufrir ese Agua polarizada por el Principio del Hierro que es la sangre. No imaginéis que con estas constatacíones quiera yo rechazar una de las bases de la vida en este mundo. La sangre, principalmente

-cuando circula con calor en un organismo, es un regalo ofrecido por la naturaleza a la Conciencia que se encarna. Es un soporte, un mediador imprescindible para la experiencia de la Materia.

Sólo quiero deciros que, como todo lo que se mueve en vosotros, necesita ser purificado, lavado. Como os he señalado, a cada instante, el menor de vuestros impulsos se inscribe en ella. La savia roja se convierte pues al cabo de los años en un verdadero almacén de datos a veces pesados que hay que arrastrar consigo.

Muy felizmente, se renueva, y una parte de sus escorias se disuelven por sí solas... No obstante, queda en ella una hez donde se cristalizan vuestras angustias y vuestros reflejos primarios de protección o de agresión. Evidentemente es esa hez la que debéis desincrustar, ya que constituye un freno para la liberación de vuestras tensiones.

Y ahora basta ya de lecciones... porque me vais a decir: "¿Qué hacer?" En efecto, ¿qué hacer para dejar de sufrir la contrapartida de.un elemento imprescindible para el florecimiento de la conciencia? Amigos, la respuesta es doble. Depende primero de la índole de vuestros alimentos de cada día, y luego de la índole de vuestro alimento psíquico.

En un primer tiempo, aceptad observar objetivamente la composición de lo que absorbéis cada día. ¿Cuál es su esencia, su base para la mayoría de . vosotros, tal como la han concebido vuestras sociedades? La carne animal, la sangre cargada de los reflejos del alma-grupo de la especie y del pavor experimentado en la matanza. Que no nos den miedo las palabras: no coméis carne, ingerís miedo. Es como un vapor infinitamente sutil que se desliza en vuestra propia sangre.

Aquí, no me erijo en defensor de un vegetarianismo de tomo y lomo. Todo el mundo sabe que hay grandes criminales a quienes repugna la simple vista de la carne animal. Por desgracia, no basta con respetar la vida animal para disolver las tensiones en uno mismo.Sencillamente,os dire que-Debéis intentar- -suprimir la carne, de entre vuestros alimentos, para conseguir progresivamente un mayor dominio de vuestros reflejos de crispación. Este elemento sólo constituye una pieza del puzzle de vuestra reconstitución. Ni es la pieza maestra, pero sabed no obstante que debéis ver en ella uno de sus componentes necesarios, un componente que no podréis eludir sin cesar. De nada sirve imponeros una violencia al respecto. Si una página no se vuelve por sí sola en vuestra conciencia, siempre habrá un capítulo de vuestro ser que no habréis reconido perfecta y totalmente... Entonces, vuestra vida desarrollará rigideces, porque vuestro cuerpo y vuestra alma sabrán rebelarse a su manera.

Lavad pues la base de vuestra sangre mediante un alimento psíquico distinto. Ese alimento, os lo digo, tiene un nombre muy concreto: es el Perdón.

Ved en él uno de los maravillosos descontaminantes del Elemento líquido por el que se desarrolla la Vida. El Perdón es un rompedor de cadenas... y las cadenas, admitidlo, no se sitúan únicamente en aquél que ha cometido la falta. Con un poco de observación, las encontraréis también en la víctima. Adoptan el rostro del rencor, de la ira o por último del odio. Desde luego, esto también es una evidencia, pero una evidencia que aceptáis sufrir cada día. ¿Cuántos apretones de mano o abrazos evitáis cada semana o cada año? ¿Cuántas miradas rehuís todavía para manifestar vuestro desprecio?

Vosotros que buscáis, aprended que perdonar no es sencillamente querer disculpar, ni siquiera olvidar. Sin duda alguna, con esas dos actitudes se avanza un paso... pero el verdadero perdón que debéis cultivar significa otra cosa. Lleva en él la comprensión del mal que padece "el otro"; es un puente tendido hacia las orillas de la compasión. Ved el Perdón como una goma de borrar impregnada de amor. Desde luego, puede ser bonito saber decir o pensar"te disculpo"o también "quiero olvidarlo que as hecho", pero hay que reconocer que a veces sólo se trata de un poner entre paréntesis nuestros agravios, una especie de tregua que deja la herida en filigrana. El Perdón que el Agua del Wesak os pide, es la Paz, y no esa manifestación infinitamente sutil del ego que "está dispuesto a disculpar" pero que, al hacerlo, tiene así la ocasión de manifestar hábilmente su magnanimidad, su superioridad.

El Perdón significa que habitéis vosotros "las ropas del otro" aunque sólo fuera durante algunos segundos. Tened el valor de intentar ese experimento, adoptad la mirada del otro, sus debilidades y sus fuerzas, haced vuestra la parte de sus dificultades que podéis imaginar. ¿No tiene? Decid más bien que quizá todavía no las habéis atisbado, ya que nadie hace daño a sus semejantes si no lleva en su interior una vieja cicatriz que aún no se ha cerrado del todo.

Además, observando de más cerca, veréis que esa cicatriz se parece curiosamente a la vuestra;cuenta la historía de un camino que se ha perdido, el de la Felicidad en estado puro, sin artificios. Todas las filosofías, todas las religiones se desdibujan tras esta noción y esta luz: la Felicidad. Entonces, ¿por qué complicarse la tarea cuando un poco de simplicidad, de espontaneidad pueden convertirse en embajadores maravillosos?

Os hablan mucho de karma... tanto, que la propia palabra empieza a trívializarse detrás de conceptos a menudo vagos o erróneos.

¿En qué consiste exactamente? Sabed que el karma no es más que la consecuencia de la cristalización o, por el contrario, la fluidificación de vuestras tensiones, de vuestras rigideces y de todos los bloqueos que entorpecen la libre circulación del río de Vida en vosotros. Es justamente el fruto de esa ausencia o de esa presencia de Perdón que evocamos,el resultado de la solidificación o la disolución en todas las capas de vuestra memoria de los desacuerdos que habéis mantenido con las manifestaciones de lo Vivo, en vuestro interior y al exterior. Veis el karma como una cuenta por saldar con los demás, cuando representa ante todo un diálogo que debéis mantener con vosotros mismos.

De hecho, ¿cuál es ese reflejo de culpabilidad que sólo os hace concebir de el su aspecto pesado? Vuestra herencia kármica también toma la forma de todas las bellezas que habéis sabido cultivar... aunque os parezca haberlas olvidado, ya que, sabedlo, una cosecha no se pierde nunca.

Liberad pues vuestra sangre de su fastidiosa tendencia a coagularse psíquicamente.

El silencio

¿Recordáis la última vez en que estuvisteis a solas en una habitación cerrada? Verdaderamente a solas... quiero decir sin lectura que cautive vuestra atención, y sin música humana ni discurso que alimentara vuestro oído. Quizá sea tan lejano que habéis olvidado las circunstancias, tal vez por el contrario os haya dejado un recuerdo penoso. Sea como fuere, os sugiero que volváis a buscar la experiencia, no como si engullerais un remedio nauseabundo, casi por contentar al médico, sino con el fin de descubrir otro apartamento más en vuestro mundo secreto. Probablemente temáis que se trate de un apartamento polvoriento, pero da lo mismo; centraros desde ya en sus inmensos miradores acristalados.

Sumidos en vuestra soledad, escuchad ahora lo que ocurre en vosotros más allá del encadenamiento desordenado de vuestros pensamientos, hacía lo que parece estar en el centro mismo de vuestra cabeza. Da igual que mantengáis los ojos abiertos o que los cerréis. Prestad mucha atención a lo que ocurre. ¿No percibís en el silencio como un zumbido o un silbido en los más profundo de vosotros? ¿Lo habéis captado? Entonces, dejaros llevar y viajad más lejos en la escucha de ese sonido, id hasta su corazón. Percibiréis otro, más fino, y luego otro también más sutil, y así hasta lo inaudible. Ahí, puede comenzar la Paz en ese océano que es vosotros, lejos de los remolinos de la superficie. Esa onda que circula y que silba en vosotros, es vuestra corriente de vida. A veces también la llamáis vuestro prana. Cuanto más fino es su canto, más os invita al viaje hacia capas profundas de vuestro ser.

Es distinto de una meditación en el sentido en que la comprendeis generalmente, se trata más bien de una visita a vuestro receptor femenino potencial,si lo preferís así.Lo que os propongo escuchar regularmente de ese modo no se resume sencillamente a un sonido, ni siquiera a una serie de sonidos-muñecas rusas. Es un verdadero canto, el que las energías de Vida, renovadas cada año por el Wesak, estimulan en vosotros. Podéis descubrir en él la verdadera semilla de la confianza y de la intuitividad que caracteriza el polo femenino en la Naturaleza Universal. Amigos, una actitud así de escucha y de abandono de las resistencias mentales bien entendida, no se opone en modo alguno a un verdadero arraigo en lo que llamáis el mundo concreto. Por el contrario, sostiene toda su exactitud y su eficacia.'Por lo tanto, si lo deseáis, simbólicamente, vuestra mano izquierda vendrá a buscar vuestra mano derecha para situarla con ella a la altura de vuestro corazón.Por lo tanto, también en este Wesak y en esta era que se inicia, la mujer que despierta en cada uno de vosotros debe venir a estimular y a regular al hombre que se agita en vosotros, al hombre cansado de su ronda infinita. La confianza activa será una de las fuentes de vuestra regeneración, no lo olvidéis.

La respiracion

Ahora, escuchad esto: a fin de oxigenar mejor el organismo y de alejar del ser esa enfermedad enboga llamada angustia, amenudo os aconsejan que aprendáis a respirar mejor. Nada más acertado, ya que vuestros pulmones y el sistema que desarrollan estos son el lugar de intercambio privilegiado entre lo infinito que dormita en vosotros y el que percibís fuera de vosotros. Nada más acertado, salvo que por lo general se omite hablaros de la espiración. En efecto, la calidad de ésta condiciona en gran parte la calidad del mecanismo respiratorio. Saber espirar requiere tanto un estado de ánimo, o si lo preferís, una sensación particular, como el acto de inspirar. El nivel de conciencia que se le dedica se convierte entonces en un aliado de vuestra liberación. Por la espiración, lo que expulsáis de vosotros es algo más que el aire gastado, viciado, también puede ser la ansiedad que os agobia y que va a tensar vuestros músculos a vuestro pesar. No creáis que os sugiero que trabajéis en vosotros mismos a partir de un símbolo o de una analogía, aunque, por difícil que resulte de creer, el mundo de los símbolos está vivo y es susceptible de aportar una ayuda maravillosa a todos y cada uno.Quiero haceros comprender hasta qué punto el macrocosmos de vuestros pensamientos y de vuestras tensiones impregna hasta la última de vuestras células, hasta convertir la totalidad de sus tejidos en su campo de acción.

Un temor, una ansiedad, una crispación mental así como el cortejo de pensamientos que las alimentan son otros tantos impulsos motores que lanzáis hasta lo más recóndito de vuestro ser,son potenciales energéticos que van a insertarse en la estructura sutil del aire que inspiráis y que, claro está,viaja a través de vuestro cuerpo. La espiración no consiste pues únicamente en eliminar los gases inadecuados para vuestro organismo. Si es correcta, permite expulsar esos microorganismos que actúan en un modo vibratorio propio, y con ello impide la incrustación de las rigideces en el corazón de vuestro organismo.

Por lo tanto, y debéis ser conscientes de ello, hay una química, unabiología -me atrevería a decir- del espíritu que en todos los casos se salen del marco de lo visible.

Porlo tanto, amigos, si tenéis la dicha de poder dedicar algunos instantes al día a una práctica de respiración consciente, prestad tanto interés a lo que expulsáis como a lo que inspiráis. Pero esa dicha, reconocedlo, no es un lujo para nadie. Se puede descubrir en todas las circunstancias y en cualquier lugar, incluso en la más sombría de las cárceles.

La respiración presupone una recepción y una emisión al mismo tiempo. La pacificación, la eclosión, en definitiva la irradiación de vuestro corazón también están sometidas a esa ley. Por lo tanto, os propongo sentir esa corriente de Luz, ese soplo fresco y primaveral que os recorre pemanentemente. Penetra por vuestra espalda a la altura de los omóplatos, y luego sale porla parte delantera de vuestro cuerpo, ahí donde habéis posado las manos. De nada sirve intentar imaginarlo, no os sugiero ninguna práctica de visualización porque está realmente ahí, esa "corriente de aire divino". Sólo pide que dejéis de poner trabas en su camino con los cientos de restricciones que os ingeniáis en acumular; "¿A santo de qué debería ayudar a fulanito? ¿Porqué menganito tiene más éxito que yo? Debo demostrar a todo el mundo quien soy yo. No cederé en este punto... ¿y qué pensarían de mí si hiciera tal cosa?"

Eso son otras tantas almohadas bajo las cuales ahogáis vuestro potencial de amor y sobre las que os habéis dormido. Si hoy vuestra alma padece insomnio, ¡no busquéis más lejos! Está respirando un aire viciado.

Somos todos como una flauta de siete agujeros a través de la cual pasa un Soplo en perpetuo movimiento. Si por orgullo o por pereza, os empeñáis en no querer reconocer la presencia de éste, poco a poco cada una de las siete puertas se obturará, y el canal que las une se estancará. Hoy, la iniciación que el Wesak puede dispensar en mayor número cobra la fuerza de ese Soplo grande y poderoso capaz de desantrancar todos los canales de Vida en los que el ego ha levantado sus barricadas. ¡Respirad, amigos, respirad por vuestro corazón y haced respirar al prójimo por ese mismo corazón!

Sois un sol que desprende luz :

He aquí una práctica sencilla y realizable en cualquier lugar que podrá ayudaros a concretar mejor ese nuevo estado.Resulta tanto más poderosa por el hecho de que alcanza su completá medidá en el mundo agitado y privado de silencio en el que os moveis por lo,general.Por lo tanto, no exige la tranquilidad de una habitacion,silenciosa ni se desarrolla tras la cortina de los parpados cerrados.

Por el contrario, amigos, activad su fuerza en la sombra espesa de los metros, en el anonimato de los lugares públicos y hasta en la actividad mental de vuestro lugar de trabajo. El postulado es sencillo: sois, por esencia, un sol capaz de irradiar y calentar, un sol que, lejos de vivir para ser amado cueste lo qué cueste, vive por amor y para amar. Fortalecidos por esa conciencia, cualquiera que sea el lugar donde estéis,durante algunos minutos, al día, aprended pues a sentiros realmente sol.Quizá empezaréis por percibir solamente un punto luminoso en vosotros, seguramente en el centro de vuestro pecho... El objetivo es dejarlo crecer, hasta que lance sus rayos más allá de vosotros, en todas direcciones. Entonces, os esforzaréis en sentir 'hasta qué punto puede ponerse a irradiar a través de vuestra presencia una voluntad impersonál.

Percibid cuánta luz y paz emana de vuestra espalda, vuestras manos, vuestra caja torácica, vuestro vientre, vuestros pies, vuestros frentes y qué sé yo qué más, a cada paso que dais, a cada segundo de vuestra espera en el andén de una estación o en vuestra silla de trabajo.

A partir de ese momento, ya no tenéis una parcela de sol en vosotros, ya no estáis animados por una voluntad de obrar bien, sino que encarnáis un poco más un impulso de amor, un soplo de metamorfosis. Al hacerlo, Hermanos, las palabras se quedan chicas y os volvéis contagiosos, os convertís conscientemente, y muy lejos del "querer demostrar", en un elemento activo de transmisión de lo Divino. Entonces perpetuáis el impulso del Wesak, hacéis don de vuestra presencia convirtiéndo os al mismo tiempo en algo parecido a un bastoncillo de incienso. El Sol de vuestro Corazón y el Aliento secreto que lo anima son difusores de perfume desde toda la eternidad. Al realizar esta práctica, lo que haréis será restituirles su nobleza y devolverlos a su justo lugar. Enseguida os daréis cuenta que lo que al principio requiere por vuestra parte un pequeño esfuerzo de voluntad después se inscribe en vosotros, no como un automatismo, sino como un reflejo surgido de vuestra naturaleza profunda.Os lo digo, no veáis en elló;un trabajo de la imaginación, ya que por el contrario, representa una obra de reconexión con la Reálidád ultima.

 

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